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- Microincentivos: recompensas pequeñas, impactos gigantes en la recompensa del cliente.
Seamos claros: no venimos a contarte el último secreto del mercado ni a descubrirte la pólvora. Si trabajas en RR. HH., Marketing o Ventas, ya sabes que los incentivos funcionan. El problema no es saberlo, sino saber usarlos bien.
Lo que sí queremos es recordarte cuáles son esas claves que marcan la diferencia entre un programa que simplemente “cumple” y otro que genera resultados medibles en motivación, ventas y fidelización. Son conceptos conocidos, sí, pero tan básicos que muchas empresas los dejan de lado. Y ahí es donde se pierden oportunidades.
1. Un incentivo no sirve a toda la organización
Que un mismo programa motive a empleados, impulse ventas y fidelice clientes es ciencia ficción. Ya lo sabes: los incentivos no deberían quedarse en un rincón de recursos humanos o ventas, pero si diferenciar el objetivo.
No es lo mismo impulsar a tu canal de ventas, motivar empleados o fidelizar a un cliente.
Sabemos que no es nuevo. Es sentido común. Y, sin embargo, sigue siendo el error más común.
2. Una experiencia siempre pesa más que un objeto
Un viaje o una entrada exclusiva a un evento genera un recuerdo. Una lavadora, no tanto.
Las experiencias no son solo recompensas, son historias que se cuentan, emociones que se quedan. Por eso siguen siendo la fórmula más potente para crear vínculos duraderos con tu equipo o tus clientes.
La clave no es descubrirlo, sino recordarlo y elegirlo.
Ahora bien, no sólo existen las grandes experiencias, hay incentivos más simples que bien acompañados de un gesto crea el recuerdo que marca la diferencia, cómo una taza de café, si, pero y sí la acompañas de una cata de cafés o un 2×1 en Starbucks, así acompañado siempre sabe mejor.
3. La entrega importa tanto como la recompensa
¿Cuántas veces se desinfla el impacto de un incentivo porque llega tarde o de forma inadecuada? Aquí tampoco hay misterio: la rapidez es importante.
Ya no cuenta solo lo qué das, sino cómo y cuándo lo entregas. Si tu cliente o equipo recibe la recompensa al minuto de lograr su objetivo, la motivación sube como la espuma. Si llega un mes después, ya ni recordará el motivo.
La digitalización nos ha puesto más facilidades y ya hay plataformas flexibles, automatizadas y multicanal.
4. La personalización no es un lujo, es la base.
Hoy cualquiera puede lanzar una campaña internacional, para todos los públicos y adaptado a cada mercado.
La clave está en la exclusividad, la diferenciación y entender que la personalización es la llave maestra.
Nadie quiere sentirse uno más del montón. A todos nos gusta marcar la diferencia. Cómo por ejemplo la marca de cervezas Heineken, patrocinador de la Champions League, ofreció a sus mejores distribuidores entradas VIP para la final, incluyendo hoteles, con la marca. Incentivo directamente ligado a su patrocinio más destacado.
Ahora, ya vuelves a tener en mente las claves del éxito, que cómo te decíamos no son un secreto, pero a veces no viene mal volver al inicio para coger impulso.
Integración, recuerdos, inmediatez y personalización.
El secreto no está en descubrir nada nuevo, sino en ser capaz de implementarlas y ser constante. Porque al final, los incentivos que mejor funcionan no son los que prometen imposibles, si no los que saben utilizar sus recursos y hacerlos llegar a su público.
En SUPERINCENTIVOS diseñamos programas sencillos en concepto, potentes en ejecución y fáciles de gestionar.
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