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Tras analizar decenas de programas de incentivos en empresas de distintos sectores y tamaños, los mismos errores se repiten con frecuencia. El problema no distingue entre multinacionales o pymes: los fallos se mantienen y el coste de una estrategia mal diseñada puede ser muy alto.
Si tus incentivos no generan resultados consistentes, es probable que estés incurriendo en alguno de estos errores. A continuación, presentamos los más comunes y sus soluciones prácticas.
Incentivos irrelevantes: la desconexión con el participante.
Un error habitual es ofrecer premios genéricos, poco vinculados a las expectativas o motivaciones reales del equipo. Esto genera indiferencia y, en consecuencia, bajo impacto en el rendimiento.
Cómo corregirlo: diseñar incentivos relevantes, alineados con el perfil del participante y con la estrategia de negocio. El incentivo debe convertirse en una experiencia significativa, no en un elemento transaccional sin valor recordado.
Objetivos mal definidos.
Muchos programas fallan en la definición de objetivos: metas inalcanzables que desmotivan, o recompensas otorgadas por logros mínimos que restan valor al esfuerzo.
Cómo corregirlo: fijar objetivos específicos, alcanzables y directamente alineados con las prioridades de negocio, ya sea incremento de ventas, mayor conocimiento de marca o mejora de indicadores internos. La claridad de propósito es lo que convierte un programa en un motor de resultados.
Además, los objetivos definen la relevancia y la categoría del incentivo.
Una buena estrategia diferencia entre incentivos tácticos de corto plazo, como un bono o una giftcard, un incentivo más inmediato, versus, recompensas aspiracionales que refuercen objetivos clave como un viaje a la Fórmula1 o un crucero para ver las auroras boreales.
Mecánicas complejas.
Procesos enredados, formularios extensos, plataformas poco intuitivas o reglas ambiguas, convierten la participación en un obstáculo. El resultado es abandono y frustración.
Cómo corregirlo: simplificar y digitalizar. Utilizar plataformas que permitan registro ágil, redenciones inmediatas y trazabilidad clara. Cada paso debe ser comprensible y verificable.
En Superincentivos trabajamos con nuestra propias tecnologías adaptables y personalizables a cada plataforma y cliente para que todo sea fácil, sencillo y desde una misma web.
Falta de transparencia.
Cuando los participantes no tienen los criterios claros o sienten algo extraño, el incentivo pierde credibilidad y confianza.
Para evitar mal entendidos establece las bases claras, métricas auditables y sistemas con controles antifraude. La transparencia no es opcional.
Ausencia de medición y aprendizaje.
Medir, analizar y aprender.
Sin una evaluación posterior del impacto, se repiten los mismos errores sin identificar oportunidades de mejora.
Cada acción debe dejar un rastro de datos: qué funcionó, qué no y cómo optimizar en la siguiente campaña.
Estos son algunos de los errores más comunes en la creación de estrategias.
La diferencia está en los detalles: relevancia, objetivos claros, simplicidad, transparencia, coherencia cultural y medición constante.
En Superincentivos auditamos, rediseñamos y ejecutamos programas con criterios verificables y resultados.
¡Suscríbete y aprende a qué errores evitar en tu estrategia de incentivos!